Para empresas y organismos públicos:

a) Desde el punto de vista económico:
Conseguir una buena calificación energética incide directamente en el valor del patrimonio inmueble de empresas y entidades
públicas. A mejor calificación, mejor precio del inmueble:

  • Una empresa con calificación ‘G’, la menos eficiente, gasta al año unos 20.000 euros en energía. Otra con las mismas características pero con categoría ‘A’ gastaría menos de una quinta parte, menos de 4.000 euros.

b) Desde el punto de vista corporativo:

  • La labor corporativa que ejerce una “etiqueta” de eficiencia energética es importantísima:
  • Califica el consumo energético de los edificios y por lo tanto las emisiones de CO2 que emiten a la atmósfera.
  • Ejerce una labor social de concienciación con el medio ambiente
  • Aporta una buena imagen de la empresa.

Para viviendas:

  • Mayor valor de mercado. la propiedad se diferenciará del resto de inmuebles en su venta o alquiler. Para los ocupantes, aportará una ‘imagen verde’.
  • Menores costes. El ahorro que supone que el inmueble funcione con menor energía, y que necesite de un menor mantenimiento.
  • Mayores ingresos. Al estar más solicitadas, estas construcciones tienen unas tasas de vacantes en alquiler más bajas y en ventas mayores.